El ojo oculto en la mirada cotidiana encuentra un significado más profundo, y más general, en lo aparentemente anecdótico. Cualquier acción, por singular que sea, pertenece a una sociedad y a un tiempo concreto. «Le Voyeur» trata de representar, a través de pequeños y cotidianos momentos, situaciones comunes, universales.
El Niño de Antequina encomendándose a Ntra. Sra. del Buen Camino (130×195 cm)Love after love (97×146 cm)Usuaria harta de experiencias (110×160 cm)Trío de Doñas (146×114 cm)Funcionario municipal en estado de trascendencia (195×130 cm)El Amor, aunque una, es solitario (97×146 cm)Trío de followers cayendo del guindo (70×100)Niño, eso no se toca (65×81 cm)Both me (35×27 cm)Hell (130x195cm)Soledad (130x195cm)Women (130×162 cm)